Estaba sumido en un sueño profundo, malsano. Mi cuerpo
sudaba y notaba que las sábanas mojadas, adherentes, estaban enroscadas a mí,
apretando mi cuerpo, pero no era capaz de moverme para retirarlas. Tenía la
boca seca, maldita resaca. Me despertó un golpeteo rítmico cercano. Aún era
noche cerrada. Creí que era mi corazón pero el ruido era externo a mi cuerpo. Intenté
conciliar de nuevo el sueño pero el golpeteo aunque más amortiguado
continuaba. Intenté estirar el brazo
para encender la luz de la mesilla pero mi mano chocó con la pared
inmediatamente, no recordaba que la pared estuviera pegada a la cama. Pensé
intentando ubicarme donde me había acostado en la noche anterior. En mi cama.
Al estirar el otro brazo sucedió lo
mismo. Tampoco hacia arriba encontré espacio. Estaba encerrado y ya no oía
nada. Observé con cuidado. No respiraba. Tenía que despertarme. Tal vez si
conseguía moverme.
Me despertó un golpeteo rítmico, cercano. Aún era noche
cerrada. No respiraba. Tenía que moverme. Tenía que despertarme.
Me despertó un golpeteo rítmico, cercano. No respiraba.
Tenía que moverme. Tenía que despertarme.
No me movía. Tenía que despertarme.
.
Tenía que despertarme.
Que moverme y respirar.
Que respirar.
Que despertarme.
Despertarme.